Francisco Urrea Pérez
Beber en tu danza
el desafuero y la sinrazón.
Hundirme en tu mantilla de misterio revelado.
Eres presencia hecha ensueño
desde donde te admiro y te deleito.
La inasible esencia de mi canto.
Francisco Urrea Pérez
Vengo de la eternidad a ser mortal
Con el sarcasmo de vivir
De tramar la existencia con mi existencia.
El amor traduce mis andares
Y colma mi camino con acrobacias del sentir.
Y mortal, vuelvo a la eternidad.
Copado y colmado
Consumido de humanidad.
Francisco Urrea Pérez
Una carta enviada al silencio
Caudalosa de alegrías desertadas
Con el olor triste de las azucenas
y con oficio de melancolías.
Hay cosmos en esa carta en vuelo
de dos mundos atravesados
por la mirada incierta.
Francisco Urrea Pérez
Esa mirada entona sus jactancias
Sedienta de vinos y de hostales
Seducida por manteles trotamundos
Por góndolas, por aviones y por trenes
Por arquitecturas pasadas por milenios.
Esa mirada,
seductora de violines, de saxos y de versos
de ríos andariegos que van a vivir en los océanos
Anónimos, como anónimos son, los pasos del viajero.
Francisco Urrea Pérez
La noche de aguas libres como el río
Suelta su cabellera seductora entre las flautas
se viste de lentejuelas, de lunas y neones
de música, champán y fantasía,
con esos soles sátiros
que bucean en la estación de las bombillas rojas.
Francisco Urrea Pérez
Aún conserva el paraguas nuestra risa
cuando la alegría era bajo la lluvia.
Francisco Urrea Pérez
Los filos de las horas matan
nos atacan como un enjambre de avispas
y la tragedia como dulce abrigo
se prende a nuestras máscaras
en el teatro de la vida.
Y ése,
no ser nada y el todo de la existencia.
Francisco Urrea Pérez
Esta soledad emerge de su otrora soledad
la de los tiempos vivos
cuando quería estar sola y entre sí se buscaba,
alejándose de tanta miseria humana.
Esta soledad,
es la soledad de vanidades,
no tiene que librarse de las carcajadas,
se vive con la gracia de los afectos
plasmados en rostros desteñidos por el abandono
en ese mordaz, aullido de la desesperanza.
Francisco Urrea Pérez
Abrir el círculo al gustillo,
a la ópera de las tabernas,
y a las risas trufadas
en ágoras de Porro y Cumbia
entre pecho y alma
bajo tormentas
de Filosofía y Ron.
Francisco Urrea Pérez
Hace presencia cuando el olvido
se cansó de ser olvido.
Ya no es más olvido.
Quiere gozar de un nuevo pasado
embriagándose con devaneos
al interior de los tiempos revividos
en unos ojos
con mirar de otros tiernos ojos
en el espejo del olvido.
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